No recuerdo a muchos de mis profesores de la facultad -quién me iba a decir a mí entonces que los olvidaría tan fácilmente- pero sí me acuerdo de algunos de ellos. Aquellos con los que me costó poco conectar por lo apasionantes que eran sus clases. Era el caso de Fernando Carvajal, mi profesor de Neurociencia. Recuerdo muchas de las cosas que aprendí en sus clases, algunas de ellas no vinculadas directamente con la materia del programa. Solía complementar las clases con vídeos y recomendaciones -internet estaba en sus albores y no existía aún YouTube, así que los vídeos eran copias de copias que ponían en clase en una televisión con culo a compartir entre más de 100 estudiantes-.
Fernando Carvajal fue quien me descubrió a Oliver Sacks. Una de las lecturas recomendadas de su asignatura era “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero” que, pese a ser divulgación científica, devoré casi de un bocado. Oliver Sacks llegó a mi vida para quedarse. Cuando me hago la pregunta de a qué persona viva o muerta me gustaría conocer, siempre pienso que me habría encantado conocer al Dr. Sacks.
Siempre que hablo de Sacks sé que me brillan los ojos de entusiasmo, entusiasmo que se dispara si coincido con alguien que no ha oído nunca hablar de él o que no lo sitúa más allá de su despedida vía The New York Times (luego voy a eso) o de, como mucho, “Despertares”. Hace unos días charlaba con un amigo en un entorno idílico -de esos que tanto le habrían gustado a Sacks- y surgió la conversación. “No, no he leído nada de él”. “¡Allá voy!” pensé. Pero la música y el contexto no daban pie a sacar el tema, así que me guardé una cookie en el cerebro para acordarme de escribir este post. Por todas esas veces que dejé a medias contar mi historia con Oliver Sacks (porque hay tantos Oliver Sacks como lectores de su obra, así que solo puedo contar lo que sé, que es la huella que Sacks ha dejado en mí).
Nuestra querida Wikipedia explica con mucho más conocimiento y menos tripa que yo, quién fue este prestigioso neurólogo inglés:
https://es.wikipedia.org/wiki/Oliver_Sacks
Pero hoy voy a hacer un post contando por escrito lo mismo que cuento de palabra. Mi visión -sesgada, incompleta y quizá un poco platónicamente enamorada- del Doctor Sacks.
“El hombre que confundió a su mujer con un sombrero” es un libro de Oliver Sacks en el que explica la geografía del cerebro a partir de las vivencias de personas con síndromes o patologías extraordinarias (en algunos casos innatos en otros, adquiridos). El hombre que confundió a su mujer con un sombrero había perdido la capacidad de juntar todos los rasgos faciales para formar una cara, es decir: veía la nariz, la boca, los ojos, pero no veía una cara. Por eso, al ver el sombrero y el abrigo de su mujer colgados de un perchero, pensó que era ella: se orientaba por otras características no faciales para identificar a las personas que le rodeaban. Según Sacks -o al menos ese Sacks de ese libro- ¿qué significa que haya alguien que pierda en una lesión la capacidad de reconocer caras? Que nuestro cerebro tiene un área dedicada específicamente al reconocimiento facial. En sus libro, Oliver Sacks se acerca a sus pacientes mucho más allá de lo que los espacios médicos permiten. Va a sus casas, pasea con ellos, los escucha… “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero” recoge las historias no-solo-médicas de pacientes con patologías poco frecuentes que parecen indicarnos algunas partes del camino hacia el conocimiento del mapa del cerebro. Porque resulta que el cerebro tiene zonas para ocuparse de cosas muy muy específicas. Mucho más de lo que podamos imaginar. Pero, además, no son exactas e idénticas en todos los humanos ni están justo en el mismo sitio. Qué cosas, el cerebro.
Por aquella época me apunté a clases de Lengua de Signos española. Y una de las lecturas recomendadas era “Veo una voz” de (plot twist) Oliver Sacks. En ese libro, Sacks contaba cómo había descubierto la comunidad sorda, la(s) lengua(s) de signos, las peculiaridades gramaticales de las mismas… Y su estancia en Gallaudet University, una universidad pensada para la comunidad sorda. Creo que es un libro de obligada lectura sobre todo para aquellas personas que se llevan las manos al descubrir que la lengua de signos no es universal (no, no lo es y de hecho, hasta hace poquísimo, las comunidades sordas tenían mucha dificultad para interactuar unas con otras: sin radio, sin videoconferencias, sin tele en LS…
Otro libro de divulgación científica que me encanta de Oliver Sacks es “Un antropólogo en Marte” en el que da (entre otras cosas) una visión preciosa y cercana y empática del autismo. Muy alejada de lo que se enseña en las aulas -o de lo que me enseñaron a mí hace 20 años, al menos, y eso que en mi facultad había grandes figuras trabajando e investigando sobre TEA-. Si yo destacara una característica de Sacks sería cómo se acerca a los pacientes desde el cariño, la empatía y el respeto. No cuenta la vida de freaks, cuenta la vida de personas que tienen ciertas patologías. Y pone en palabras lo que esas personas le cuentan sobre cómo es vivir con determinadas patologías; cómo de difícil se hace lo cotidiano. Pero siempre busca la anécdota y el lado cándido, no son libros dramas.
Pero un buen día -un mal día, más bien- desayuné con la malísima noticia. Oliver Sacks se moría y había escrito una carta de despedida celebrando la vida y agradeciendo lo vivido. Me dio una pena inmensa, casi como si fuese un miembro de mi familia. Y fue entonces cuando descubrí que admiraba muchísimo al autor, al doctor, pero no sabía nada de Oliver Sacks. En mi despedida de él, leí su autobiografía. “En movimiento” creo que es uno de los libros que más me han sorprendido, chocado y del que más he aprendido en cuestiones de vida y trayectoria laboral. Como solo conocía a Sacks a través de algunas de sus publicaciones había inferido una trayectoria como neurólogo intachable; con las ideas claras sobre lo que quería conseguir y cómo lo quería conseguir; con obvias inquietudes en otros ámbitos de las ciencias -a los que suele hacer referencia en los libros que había leído- pero siempre un hombre serio, sensato, de ciencia. Aterrizar en su biografía es darse de bruces con una realidad totalmente distinta. Un hombre proverbialmente inteligente pero con una carrera errante que le hizo interesarse por numerosas disciplinas, sin terminar de definir un objeto de estudio; en ocasiones los objetos de estudio surgían de lo circunstancial y esas circunstancias son las que terminarían convirtiéndole en el referente que sigue siendo. Vida errática (y dolorosa) también en sus relaciones personales, coqueteos y problemas con las drogas, con el alcohol… Retiros alejándose del mundo y de su mundo, su moto, los gimnasios, sus lesiones de espalda… Resulta que Sacks era Oliver. Y ser precisamente tan “humano” fue lo que le hizo mucho mejor médico.
Mientras leía “En Movimiento” iba recopilando contenidos que aún tengo pendientes de leer de él, de ver conferencias en las que participó, publicaciones en revistas de las que no sabía nada, líneas de investigación que desconocía… Pero lo más grave de todo es que no había visto ni leído “Despertares” así que en un viaje de vuelta en tren alquilé y vi la película.
En la peli se cuenta la historia de unos pacientes con encefalitis letárgica que respondieron temporalmente a una medicación suministrada por Sacks “despertándose” de su letargo de muchos muchos años. Es una película maravillosa basada en el libro del mismo nombre. Y hay un poco del Oliver Sacks no convencional en esa peli.
Hay mucho, muchísimo más de Oliver Sacks. Sus intereses eran tan amplios que cualquier libro suyo -sobre todo En Movimiento- lleva de una disciplina científica a otra. Y todas contadas con la voluntad de ser entendido por cualquiera que le lea.
Pueden escuchar al propio Sacks en numerosas intervenciones. Aquí les dejo algunos enlaces:
Oliver Sacks Foundation: https://www.youtube.com/user/OliverSacksMD
Entrevista en Redes http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/30674-i10513-oliver-sacks-co-20150830121824182-web/3262562/
Ted Talk https://www.ted.com/talks/oliver_sacks_what_hallucination_reveals_about_our_minds?language=es