La tecnología se sienta a la mesa

Tomate en Sala de Despiece

He tenido la oportunidad de asistir a algunas conferencias de Diego Gronda, Creative and Managing Director de Rockwell Group Europe. Lo que destacaría de él por encima de todo es la pasión que pone en su trabajo. Y la importancia que le da a la tecnología dentro de esa pasión. En la última conferencia a la que asistí el año pasado, presentó algunos restaurantes que su compañía había diseñado alrededor del mundo con un hilo conductor: cómo la tecnología aportaba valor al diseño que, a su vez, aportaba valor a la experiencia gastronómica de los comensales. El canal de Vimeo del Laboratorio de Rockwell es muy interesante. A modo de anecdótico ejemplo, vean:

Tenía un poco olvidado este tema hasta que hace unas semanas, en la final de MasterChef, vi la puesta en escena del restaurante Sublimotion, de Paco Roncero, en Ibiza. Sin entrar en lo de los 1700 € por cubierto, me pareció una propuesta muy divertida. Vengo de familia restauradora de lo más tradicional que puede haber en cocina y disfruto más de la cocina de producto que de la cocina de fanfarria (aunque no tendrían por qué estar reñidas pero, al final, lo están), pero aún así, me apeteció la experiencia de sumergirse dentro del universo que proponen los platos. Seguramente hay una explicación psicológica de qué extra aporta el «decorado» tecnológico a los platos -probablemente las imágenes activarán determinados recuerdos y nos predispondrán hacia los sabores- pero más allá de eso, desde el aspecto más puramente lúdico, me pareció muy divertido comer una carne a la brasa entre los fuegos del infierno o un helado en mitad del Polo Norte. O del Sur.

Para presupuestos más ajustados o menos ibicencos, creo recordar que en la Academia de Despiece en Madrid usan una mesa similar.

Pero no todo el mundo es Ibiza ni cualquier restaurante puede convertirse en el Pachá de los restaurantes, lo que no significa que no puedan tener ciertos guiños audiovisuales con realidad aumentada como este caso, que me encanta:

Hay usos muy obvios de la tecnología en restauración (aún recuerdo la algarabía con la que fue recibido el ordenador para comandar y hacer pedidos que llegó a Casa Laureano a ¿principios de los 90?): más allá de lo más práctico (comandas, pedidos, gestión de mesas y reservas, gestión de recursos humanos, facturas, etc.) cada vez hay más apps alrededor de los restaurantes (desde apps con las que reservar mesa consiguiendo un descuento a aps que permiten pedir en el restaurante sin necesitar camarero y con un control de tiempos rozando el TOC y probablemente hay (o habrá) alguna que nos permitirá saber las calorías de un alimento o qué posibles alérgenos tiene), pero limitar la tecnología a lo práctico nos priva de dos cosas fundamentales: lo artístico y lo lúdico.

¿Serán así los restaurantes del futuro?

Mientras llegan, disfruten:

Cosmopolitan West Lobby Teaser from labatrockwell on Vimeo.

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